La fobia social se ha instalado inamovible en los pocos haces de neuronas que todavía no me han solicitado el divorcio, la autodeterminación o directamente el apagón. Asimismo, mis reflejos emocionales han mermado con la edad (y el consiguiente escepticismo adherido) hasta ser comparables a los de un atún de los pocos que van quedando.
Pero en este momento y a día de hoy, con lo que me queda de lucidez y de certeza, escribo y rubrico aquí lo feliz que me hace escuchar reír a la mujer que amo.
-S.P.
(Pintura de Tom Wesselmann)
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1 comentario:
Precioso sentimiento.
Besos Jardinero
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