viernes, 2 de enero de 2009

¿SIRVE DE ALGO LA ACCIÓN INDIVIDUAL?



¿Hasta qué punto influye ejercer la responsabilidad personal? Las motivaciones varían, pero las que suelen prevalecer hoy son: la crisis, el calentamiento global o el comportamiento ciudadano. Y lo paradójico es que ninguna de las posiciones contradictorias, cae en la necedad. Por el contrario, cualquiera de ellas resulta defendible.

El grano de arena. Los defensores de esta tesis se apoyan en la frase de Franklin relativa a que el Mal sólo triunfa si los hombres buenos no hacen nada. Y sostienen que si todos trabajamos para mejorar las cosas, esto ocurrirá. Empiezan por ellos mismos, siendo ciudadanos impecables, esos incapaces de cruzar un semáforo en rojo o arrojar jamás un segmento de papel en la calle.

Nada sirve si no es colectivo. Estos tachan a los anteriores de ingenuos, cuando no de bobos, asegurando que toda solución sólo puede darse desde el poder. Es decir, que más que nuestra conducta diaria, en lo único que podemos influir es cuando emitimos el voto, colectivamente, porque sólo desde arriba hacia abajo pueden producirse cambios. Y que ni vale molestarse con actitudes individuales.

¡Viva la anarquía!. Este sostiene que lo que hagamos o dejemos de hacer no tiene ninguna importancia porque el poder es de unos pocos crápulas que mantendrán todo en perfecto estado de desastre perpetuo para su provecho. Es, un poco, el folklórico "que se vayan todos".

El nihilista terminal. A éste no le importa nada. Sostiene, desde una especie de budismo zen, que nada vale la pena y que, como dice un verso de Borges, "la inacción es la cordura". Hacer o no hacer no hacen diferencia alguna.

Lo hago por mí. Este sostiene que es un buen ciudadano, que trata de ser justo, piadoso y generoso por un simple sentido de dignidad personal. No es corrupto no tanto porque le repugne la corrupción como porque no soportaría ver la cara de un corrupto cuando se mira en el espejo. Siendo solidario, se preserva a sí mismo.

Y todo esto en una era que el pensador Gilles Lipovetsky define como marcada por "el culto a la esfera privada y la indiferencia hacia la cosa pública", por el "dinero todopoderoso" y por la "democratización" de la corrupción.




(Versión ampliada de la columna Disparador publicada en Clarín el 9 de diciembre de 2007 por Marcelo M. Moreno)




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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso son palabras mayores Jardinero.
Difícil reflexión. Menos mal, que como dices abajo, ha llegado el silencio que nos permite pensar. Cierto es que las cinco posturas son defendibles por separado. Lo que habría que analizar es si alguna de ellas por sí sola podría cambiar algo en el mundo actual.

1- El grano de arena sería efectivo solamente en pequeños grupos de individuos (tomados de uno en uno) con objetivos comunes y concretos. Sería materialmente imposible utilizando el tiempo como medida, trasladar estos u otros motivos a otros colectivos. Faltaría algo...

2-Hemos tenido en los últimos años acciones colectivas que han supuesto reacciones positivas en el poder. En España, sin ir más lejos, manifestaciones diversas, han conseguido pequeños cambios en materia de justicia, laboral, etc. Aunque el ejemplo más explícito fué sin duda el de las últimas elecciones generales. Pero es evidente que no necesitamos ni queremos nuevas acciones terroristas, para que el pueblo se movilice. Luego, faltaría algo...

3-De acuerdo en la teoría. Pero por supuesto, el poder, como dijo Lammpedusa, cambiaría todo para que todo siguiera igual. No precisa más comentarios. Faltaría algo.

4. El nihilista se ahorraría el trabajo del punto anterior, sin lograr tampoco influir en el mundo.
Faltaría todo...

5. Algo falla en el enunciado -si lo hace por sí mismo, dificilmente será solidario-. El resto es perfecto, quiere ser justo, generoso y poderse mirar al espejo. Pero él solo no cambiará el mundo. También faltaría algo.

¡En qué jardín me he metido! Sé como se llama pero no como salir.
A lo que voy, después de semejante perorata, es a lo que dijo Ortega. Cualquiera de las postulados, por separado o en conjunto, no pueden funcionar sin las circustancias que el azar designe y que implique a los cinco tipos.
Ya nos podemos colgar del bonsai.
Buenas noches Jardinero, mañana más facilito eh?

El jardinero dijo...

Para gustos, los colores... pero sobre todo en una segunda "Noche de los cristales rotos" destruir todas las televisiones y pantallas del mundo para anular ese precario y falso "culto a la esfera privada" basado en la "independencia mental" y de ocio que nos da la caja tonta. Empezando por los almuerzos de las familias con el aparato tronando de fondo y los comensales nadando en un esteril silencio mental por culpa de esa droga electrónica a la que le hemos encargado que piense por nosotros.
De acuerdo Ítaca, mañana más facilito.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, querido Jardinero; Menos tele y más música, conversación o silencio.
Me reí con la explicación de Liliana sobre el tabasco. Por supuesto, tampoco yo tenía idea del origen. Solo sé que no me gusta.