lunes, 3 de marzo de 2008
ESCRITO POR FRANK BULLEN
"Para mi gran asombro y deleite, sin embargo, nuestro viejo barco mantuvo noblemente su carácter, corriendo sin embarcar cantidades serias de agua, aunque a veces le rebosaban por ambos costados olas gigantescas que parecían alzarse tan altas como las perillas de sus palos machos. Una y otra vez fuimos alcanzados y adelantados por los espléndidos mercantes coloniales en su regreso a casa, algunos de ellos llevando una aterradora cantidad de trapo, bajo la cual los largos y estrechos cascos, a menudo cubiertos por las espumeantes olas, eran apenas visibles, tan insignificantes parecían en comparación con la nívea montaña de ondeantes velas que llevaban encima"
(Dedicado a los internautas latinoamericanos que desde el otro lado del Atlantico recalan en mi blog)
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