sábado, 21 de septiembre de 2019

DÍAS DE PERROS



En un cortijo abandonado se refugió para parir una perrilla mestiza de clara ascendencia podenca. Marrón y blanca, con insectos hostiles adosados a su cuerpo, al principio huía de mí acostumbrada a no recibir de las personas más que indiferencia o maltrato. Poco a poco fue entregándose. La desparasité y le llevaba pienso regularmente a ella y a su prole. Su aspecto iba cambiando y me llamaba la atención cómo sus cachorros se lanzaban a por la comida y ella, aun estragada por la exigencia lactante de sus pequeños, no empezaba a comer hasta que no le acariciaba yo suficientemente su pequeña cabecita color canela. A pesar de su aspecto famélico tenía más hambre de amor y ternura que de alimento.

Quizás me vi a mi mismo en ella.


-S.P.





(No es la de la foto pero se le parece mucho)

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4 comentarios:

Anónimo dijo...

HOY me he dado un capricho. Y aquí estoy, en la terraza, viendo cómo se marcha el día, prendido por una incurable melancolía. Ya uno se va conociendo. Cuidado, compadre, me digo, que la cosa puede derivar hacia una insoportable lucidez, siendo por mí percibidos el universo mundo y mi balcón como una bestia de unánime y loca hostilidad.
PERO la fortuna vino a mí en forma de bendita ocurrencia.
Abrí su Jardín y tras leer esta historia con foto de cuerpo y alma de esa hermosa perra, senti que se me hacía el mundo soportable, que no es poco, digo yo.
ANÓNIMO

El jardinero dijo...


¿Poeta de corazón o corazón de poeta?

Usted sabrá. Pero la pureza y lo sublime rondan e invaden ese melancólico contenedor de sensibilidad y sensaciones que lo mantiene vivo.

Gracias por el comentario.


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Anónimo dijo...

Gracias a Usted por su relato. su prosa, su poesía, su constancia y su labor, en fin,como jardinero.

El jardinero dijo...


Muchas gracias.


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