sábado, 28 de octubre de 2017

ARQUITECTURA EMOCIONAL




    “Freud prefería un buen divorcio a un mal matrimonio. Puritano encantador, le gustaba a rabiar seducir a las mujeres por la palabra. Su arte epistolar, que lindaba con lo genial, era tan rico como limitados eran sus deseos carnales, y su imaginación erótica tan lujuriosa como pobre su práctica sexual. En el fondo de sí mismo se interrogaba sobre una de las escisiones más evidentes y conocidas de la vida amorosa: ¿cómo mantener unidos en el hombre el amor y el deseo?



-E. Roudinesco, psicoanalista









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