El amor
romántico suele ser muy falso: nadie vive más engañado que un enamorado, y
pocos sufren como él. El amor auténtico tiene poco que ver con el
enamoramiento, que hoy es el sueño por excelencia, el único mito que resta en
Occidente. En el amor auténtico no se espera nada del otro; en el romántico,
sí. Y todavía más: el amor romántico es, esencialmente, la esperanza de que
nuestra pareja nos dé la felicidad. Sobrecargamos al otro con nuestras
expectativas cuando nos enamoramos. Y tales son las expectativas que cargamos
sobre el ser amado que, al final, de él, o de ella, no queda ya prácticamente
nada. Por eso suele pasarse tan rápidamente del enamoramiento al odio o la
indiferencia, porque nadie puede colmar expectativas tan monstruosas.
-Pablo d´Ors
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