En
España, si hablamos de la casta, alentamos el populismo; si criticamos a los
políticos, ponemos en peligro la democracia; si decimos que el Senado no sirve
para nada, nos estamos cargando las instituciones; si afeamos el chiringuito de
los cursos de formación que se montó UGT en Andalucía, atentamos contra una
organización esencial en la defensa de los trabajadores y si nos tapamos la
nariz con lo que está ocurriendo en las inmediaciones de la Monarquía, estamos
en contra del modelo de Estado que nos dimos los españoles en la Constitución
de 1978. De criticar a la Justicia no digo ni mu. La Justicia se acata, pero no
se ataca.
En
este país, en el que tanto se habla y se vocifera, pareciera que no se pueda
cuestionar nada sin cargarse la democracia cada cinco minutos y medio. Si
hablas del escándalo de los ERE en Andalucía, le haces el juego a la derecha. Y
si comentas el caso Bárcenas, está clara la sentencia: “De qué va a escribir un
tipo que trabaja en el grupo PRISA”. Claro que si denuncias la corrupción venga
de donde venga, te reprochan que “no todos somos iguales” a la hora de
afrontarla. Por donde tires, te pilla el toro del bipartidismo.
-José
Manuel Atencia (en la foto)
(Artículo completo aquí)
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