Los
chefs elevados a categoría de chamanes, las secciones de los diarios y revistas
destinados a la gastronomía selecta, los abusivos y empalagosos programas de la
televisión están alcanzando un efecto contrario a sus pretensiones ostentosas,
sean culturales o no. En vez de acentuarnos el gusto de comer bien nos han
volcado al vómito de sus supuestos platos cuidados, manoseados y exquisitos. Y
he aquí la encrucijada: la distinción, lo elegante, lo deseable no es este
granel de altivos cocineros sabihondos sino el punto particular de cada cosa,
su singularidad y su natural precariedad.
Ahora
sin embargo nos hallamos empapuzados de recetas obtusas y procedimientos de
cocina.
Los
profesionales tienen derecho a ganarse la vida con sus especialidades. Nada que
objetar, cada uno se gana la vida como puede. Pero hay ya demasiados espacios
en papel, en la Red o en televisión como para poder definir esta corriente como
una falsaria y ridícula grande bouffe difícil de soportar y asimilar.
-Vicente
Verdú
-------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario