lunes, 17 de marzo de 2014

COMER, COMER Y COMER


Los chefs elevados a categoría de chamanes, las secciones de los diarios y revistas destinados a la gastronomía selecta, los abusivos y empalagosos programas de la televisión están alcanzando un efecto contrario a sus pretensiones ostentosas, sean culturales o no. En vez de acentuarnos el gusto de comer bien nos han volcado al vómito de sus supuestos platos cuidados, manoseados y exquisitos. Y he aquí la encrucijada: la distinción, lo elegante, lo deseable no es este granel de altivos cocineros sabihondos sino el punto particular de cada cosa, su singularidad y su natural precariedad.
 Ahora sin embargo nos hallamos empapuzados de recetas obtusas y procedimientos de cocina.
 Los profesionales tienen derecho a ganarse la vida con sus especialidades. Nada que objetar, cada uno se gana la vida como puede. Pero hay ya demasiados espacios en papel, en la Red o en televisión como para poder definir esta corriente como una falsaria y ridícula grande bouffe difícil de soportar y asimilar.



-Vicente Verdú





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