martes, 24 de enero de 2012

HOMENAJE OBLIGADO

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El teniente intentó consolarme con una lata de comida. Justo cuando me disponía a abalanzarme sobre el estofado, que tenía por otra parte una pinta horrible, oí silbar un obús, así que me eché cuerpo a tierra, tirándome encima todas las habichuelas. Se trataba en efecto de un obús alemán, que aterrizó a unos pocos cientos de metros. Cuando levanté la cabeza, el teniente (que no había movido una pestaña) estaba mirándome. Era un hombre bien pagado de sí mismo. Me levanté torpemente, me sacudí las habichuelas y le confesé que desde mi punto de vista esta guerra era como una actriz madura: cada vez más peligrosa y cada vez menos fotogénica.



-Robert Capa (en la foto)




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