
He tenido la suerte de conocer a auténticos Maestros en el sentido más respetuoso de la palabra, personas que han hecho de su pasión un arte (fuera el que fuese) y que han ido refinando, junto con sus habilidades en tal materia, sus cualidades humanas. Su virtud. Personas humildes que dejan claro que cuanto más investigan menos saben, abiertas a la hora de enseñar lo que realmente conocen y de reconocer lo que ignoran.
Gente que comparte y no teme la competencia, porque saben que los secretos son para los necios y los ignorantes.
Curiosamente a estas personas no les suele gustar que se les llame Maestros.
Manel Comas - Profesor de Taiji
En la foto la maestra Helen Wu
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2 comentarios:
Por fortuna, existe en la condición humana una pasión noble que compensa el infortunio de la envidia y aumenta nuestra felicidad: La Admiración.
Oye, que bonito ¿no?
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