martes, 1 de enero de 2008

DICE CONFUCIO...


"No temas que otros no aprecien tus cualidades; teme no apreciar las suyas."






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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy importante ofrecer una justicia distributiva absoluta, rígida e invariable. Y todo esto, porque la envidia es la base de la democracia. La idea de que ninguno de nosotros está antes que los demás se inspira en esta maldita pasión. “Me gusta ser justo con los demás, para que luego sean justos conmigo” esconde el siguiente significado: “Me gusta pararles los pies a los demás, haciéndome respetar por ellos, para que luego yo esté por encima de todos y no figure en un segundo plano, lo cual, si así ocurriese, me acarrearía un odio atormentador hacia el otro”

Angel L García A dijo...

Entre las mujeres respetables normales, la envidia desempeña un papel extremadamente importante. Si en un autobús entra una mujer elegantemente vestida, fijémonos en las miradas que le echan. Serán malévolas y tratarán de sacar conclusiones denigrantes sobre ella. Las mujeres son unas grandes aficionadas al escándalo: cualquier chisme acerca de cualquier otra mujer es creído al instante, aun con las pruebas más nimias.
La moralidad elevada cumple el mismo propósito. Y en esto a las mujeres no hay quien les gane: las que tienen ocasión de pecar contra ella son envidiadas, y se considera virtuoso castigarlas por sus pecados. Esta “virtud” les resulta gratificante por sí misma.

El jardinero dijo...

Gracias por vuestros interesantes comentarios.