“Bangkok siempre me pareció, a pesar de su dureza física,
un lugar amable. Es cierto que cuando llevas tiempo viviendo entre tailandeses,
descubres que hay algo naturalmente mecánico en esa sonrisa permanente que se
dibuja en sus rostros, pero la prefiero a los gruñidos del camarero francés, el
malhumor del taxista neoyorquino o la gélida distancia del funcionario de
inmigración chino”.
-David Jiménez (Los diarios del opio)
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3 comentarios:
Ja, ja, ja…. menos mal que no soy parisina.
¡Qué bueno el libro! Me gusta mucho.
Gracias por compartir.
Gracias a ti.
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