“Hace algo
más de una década, los expertos empezaron a avistar los primeros signos de
hastío en los campus universitarios, donde ya era habitual la práctica del sexo
exprés, el llamado casual sex en el
mundo anglosajón, el encontronazo casi instantáneo, sin consecuencias y apenas
recorrido. El hookup —vocablo en inglés cercano a nuestro “rollo de una noche”—
ya era la norma y no la excepción. En la cultura del hookup todo fluye. La
ligereza es la aspiración definitiva. Un contacto se considera exitoso si nadie
sale con expectativas, y si ambas partes ejecutan con gracia y soltura los
rituales del desapego: no preguntar si habrá una próxima vez, huir sin
disimular y coger la puerta demostrando autonomía y poder”.
-Karelia Vázquez
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