Tras la puerta casi
cerrada de mi apartamento veraniego veo salir a la vecina de enfrente con sus
dos hijas. Ella es granadina, seca en el trato y bien parecida, tendrá 30 años cumplidos
no hace mucho. Las niñas 5 y 3 más o menos. Ahora bajan en silencio
posiblemente a la playa. Las niñas con sus breves trapillos para bañarse y la
mamá acarreando un gran bolso colgado del hombro, esterillas y toallas. Fuera
cae plomo amarillo derretido.
La otra noche subían por
la escalera entre discusiones con la de más edad, que ya reivindica, y arreando
a la pequeña, que sube despacio con una manita apoyada en la pared recitando un
indescifrable monólogo. La mamá, cargada de bolsas de supermercado, jadea
repechando escalones. Del papá se habla con respeto, aunque se le ve poco. Probablemente
trabaja en la capital.
Hoy por la mañana veo a
la señora salir sola. Posiblemente va por el pan para el desayuno con un fresco
vestido azul. Morena, alta, siempre parece estar al borde del ataque de
nervios. Su vida es dura lucha: cocinar para todos, lavar la ropa, limpiar la
casa y las niñas, guardar el trono del padre y, llegada la hora, dejarse follar
con cierta gracia y como si no estuviera agotada.
¡Qué heroína anónima
de bendito sueño! Dios la guarde.
-S.P.
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3 comentarios:
Así espero que Dios la guarde y no cae en la trampa de convertirse en la esclava de por vida de los hijos ....... y del marido.
Un abrazo, E.
Habéisme de prometer de que con ninguna pregunta, ni otra cosa, no interromperéis el hilo de mi triste historia (I XXIV)
CERVANTES
Así hablaba don MigUel en su novela movi road ( Leo Spitzer) el Quijote.
Me aplico su lección y os ruego deis curso camino de la papelera al neuropreguntorio que ayer noche os remití..
Me ha gustado mucho tu relato. ¡Chapeau¡
Gracias por vuestra sensibilidad y por vuestros atinados comentarios.
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