“Un desplazamiento neto de los gustos hacia lo
dulce puede ser interpretado como un síntoma de que se está atravesando un
periodo de estrés, o más bien que, tal vez sin darse cuenta, una persona está
gastando más energía de la que puede recuperar. Y al revés, el desplazamiento de
gusto hacia las comidas proteicas puede ser una señal de que se están recuperando,
construyendo, regenerando los tejidos dañados y de que el organismo señala su
necesidad de materiales adecuados para ejecutar los trabajos de restauración,
ampliación y reconstrucción”.
-J. Tolja y F. Speciani / “Pensar con el cuerpo”
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