En Poesía clásica china, Guojian Chen explica que para
mostrar repudio por algo que resulta sucio o indigno existe la expresión
“lavarse los ojos”. Y un poema de Li Bai (siglo VI) habla de un
legendario ermitaño que hizo eso, lavarse los ojos, cuando le transmitieron una
propuesta que consideró degradante: incorporarse al gobierno.
-Manuel Rivas en EL PAÍS
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