lunes, 6 de septiembre de 2010
PARA GUSTOS LOS COLORES
El público manda en lo que enseñas. Uno ve el poco o mucho entusiasmo con que aceptan practicar empuje de manos y admite –llegado el caso- que no quieren ir por ahí. Entonces, y gracias a lo versátil que es el arte del Tai chi Chuan, estudiamos sus Formas a fondo y las clases pasan a ser una suerte de danza marcial sin más fin que la belleza misma. Una exquisita forma de expresión corporal en la que todo puede suceder: círculos mágicos que te raptan en su giro, fuerzas en distintas direcciones que mueven y elevan el espíritu. Enlaces entre posiciones que buscan fluir como el agua transparente de la perfección. Y la sagrada energía manifestándose como los viejos maestros nos indicaron. Un mundo inagotable de sensaciones.
-S.P.
(En la imagen Chen Zhen Lei)
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2 comentarios:
No te puedes imaginar como echo de menos las clases, aunque no lo creas aún ando liada con la mano.
Te comprendo M.J.
Yo también recuerdo tu tenacidad, tu voluntad de perfeccionamiento y tu espíritu de sacrificio dado el considerable desplazamiento que debías realizar para asistir a clase.
Deseo que te mejores.
Un saludo.
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