“Insiste cansinamente
la tribu política cada vez que le colocan un micrófono delante de su
desvergonzada boquita, que su mayor preocupación es la gente que está sufriendo.
También recuerdan con desgarro a los muertos. Lo último resulta innecesario ya
que estos no votan, son prescindibles a la hora de mantener su poder y sus
invulnerables sueldos. Pero su desprecio hacia los intereses de la plebe
alcanza cotas salvajes cuando en medio del desastre general, esperando el
demorado antídoto contra el monstruo, con el terror a perder su trabajo y
sospechando que no van a encontrar jamás uno nuevo, rotos y desesperanzados,
aquellos que aseguran dedicar su existencia al logro del bien común se dedican
a planear nuevas elecciones, mociones de censura, apaños sórdidos comprando
supuestos rivales, llevando el permanente teatro a límites execrables.
Todo muy democrático,
por supuesto. El voto del sagrado pueblo avala sus conductas y sus decisiones.
Ni siquiera necesitan la certidumbre de aquel rey ilustrado en que hay que
gobernar para el pueblo, pero sin el pueblo. El pueblo se la suda a sus arrogantes
genitales. Al menos que dejen de dar la matraca refiriéndose continuamente a
él. Que sólo lo hagan cuando se instalan las urnas, cuando se juegan el pan y
el caviar.
Y recuerdo la
libertaria utopía de Borges: “Con el tiempo la gente merecería no tener
gobiernos”.
-Carlos Boyero
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1 comentario:
La chica de rojo. Españetazos.
Debo decir que tras escuchar todos sus mítines, hay muchas cosas, prácticamente todas, a las que no encuentro sentido, mas para quien las entienda, de seguro que son buenas. Incluso bonísimas.
Saludos Jardinánticos.
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