“Tal como hacían los
padres fundadores del cristianismo, Buda pregonaba que sólo los célibes
solitarios pueden llegar a la iluminación. El matrimonio no era más que un obstáculo
en la senda divina.
Lo malo es que todos
estamos dominados por el deseo; es el marchamo de nuestra existencia y nos
puede destrozar la vida propia y la ajena.
La unión sexual puede
hacer a una persona creerse saciada y completa durante un rato, pero a la
larga, pase lo que pase, al final acabamos solos. Como no nos quitamos de
encima la sensación de abandono, nos pasamos la vida enamorándonos de la
persona equivocada en busca de la unión perfecta”.
-Elizabeth Gilbert / “Comprometida”
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