viernes, 21 de febrero de 2020

NADA, DAÑO, CURA Y NADA



  “Tal como hacían los padres fundadores del cristianismo, Buda pregonaba que sólo los célibes solitarios pueden llegar a la iluminación. El matrimonio no era más que un obstáculo en la senda divina.

Lo malo es que todos estamos dominados por el deseo; es el marchamo de nuestra existencia y nos puede destrozar la vida propia y la ajena.

La unión sexual puede hacer a una persona creerse saciada y completa durante un rato, pero a la larga, pase lo que pase, al final acabamos solos. Como no nos quitamos de encima la sensación de abandono, nos pasamos la vida enamorándonos de la persona equivocada en busca de la unión perfecta”.


-Elizabeth Gilbert / “Comprometida”






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