miércoles, 26 de febrero de 2020

DÉJAME SER EL LOBO




Desde el lado obscuro de tu piel
me iluminas.
Déjame ser el lobo
—sombra de sed, perro y hambre—
que entra en la noche
de tu cuerpo
con pasos húmedos,
titubeantes,
por tu bosque incierto
—tu olor a mar me guía hacia tu oleaje—
para tocar adentro
la luna creciente
de tu sonrisa.

Déjame conocer
—con lengua incluso—
la obscuridad más honda,
la más callada,
e invocar con movimientos repetidos,
-rituales como aullidos- 
la luna llena de tu cuerpo,
la que me lleva a ti
como si fuera yo, en tus manos,
agua que conviertes en marea iluminada.



-Alberto Ruy Sánchez






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