domingo, 22 de diciembre de 2019

SUCIO ALQUITRÁN PEPERO



   Aquí parece que encarcelar dos años a un catalán es una coñita como cuando a Gerard Piqué lo expulsan de un partido de fútbol injustamente. Cuando te encarcelan no te expulsan de la política o de la sociedad. Te expulsan de la vida. Te matan dos, tres, cinco años. Que luego, supongo, se multiplican en tu cabeza, incluso cuando ya eres libre, cuando ya has ganado tus interminables recursos (si tienes pasta para pagarlos). Te matan, en el fondo, para siempre. Y, aparte, en ese tiempo, han matado también a tu familia.

    Un error tan soez como el que ha tenido el Tribunal Supremo debería acarrear consecuencias inmediatas sobre esos togados hooligans que ni siquiera tuvieron la decencia de leerse la ley, que hubiera impedido la encarcelación provisional de Junqueras y los demás procesados con aforamiento, con la que, además de joderles la vida, les restaron parte de su derecho a la defensa (no es lo mismo defenderse desde el trullo que desde fuera: preguntadle a Bárcenas o a Urdangarín o a las manadas tanto civiles –violadoras de mujeres– como religiosas –violadoras de niños–, que no fueron enchironados con celeridad tan democrática).

   El Tribunal Supremo redactó la cancelación de los derechos fundamentales de Junqueras con B de Bendetta, sin importarle la falta de ortografía. Como, antes, el Partido Popular recurrió ante los tribunales artículos del Estatut catalán que ya estaban aprobados en el andaluz. Y en esa hijoputez de las huestes de Rajoy es donde nace este conflicto.



-Aníbal Malbar en PÚBLICO






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