Schopenhauer (en la imagen) nos urgió
a vivir y a experimentar la vida en el presente en lugar de vivir para la
“esperanza” de un bien futuro. Dos generaciones después, Nietszche se haría eco
de este llamado y proclamó la esperanza como nuestro peor flagelo: se mofó de
Platón, de Sócrates y del cristianismo por desviar nuestra atención de la única
vida que tenemos y dirigirla hacia un ilusorio mundo futuro.
-Irvin D. Yalom
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