“Al filósofo Schopenhauer, si bien le agradaba la
conversación seria, rara vez encontraba comensales a los que estimara merecedores
de su tiempo. En una época, solía poner una moneda de oro en la mesa apenas se
sentaba, y la retiraba cuando se iba. Uno de los oficiales que almorzaban
habitualmente en el lugar le preguntó cierta vez por qué lo hacía. Schopenhauer
respondió que estaba dispuesto a regalar la moneda a los pobres el día en que
oyera que los oficiales hablaban de algo serio, en lugar de perorar todo el tiempo
sobre caballos, perros y mujeres”.
-La cura Schopenhauer / Yalom
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