lunes, 12 de junio de 2017

QUEDA DICHO




    El domingo 6 de diciembre de 2009, publiqué en este blog un atrevido, provocador y bellísimo texto con la misma foto que ilustro este post. Le puse por título “UNA SABROSA TESIS” y, como puede comprobar quien lo desee, ha tenido diversos comentarios a lo largo del tiempo.
El párrafo decía así:

"Algunas mujeres poseen una química sabia. En verano, al sol, el perfume de sus axilas huele, por ejemplo, a pimienta o a almizcle. En invierno, operan algún tipo de modificación en sus secreciones que cambian por completo igualándose más bien al aroma del dulce de miel recién hecho. Es lo que llaman “asumir su perfume de invierno”. Preguntadas a tal efecto dicen no saber cómo lo consiguen."

-Monique Wittig / Sande Zeig
(Borrador para un diccionario de las amantes)


Ayer me llegó otro comentario que quiero reproducir por si alguna fémina transgresora y abierta a propuestas atrevidas quiere darle el capricho a esta anónima visitante del Jardín.

He aquí el texto: 
   
“A mí me encantan las axilas femeninas con o sin vello, su aroma natural es algo que gusta a muchas personas y que para mí es normal. Es una zona erógena poco experimentada por muchos, pero me gustaría paladearla. Se debe sentir súper genial. No sé si puedo dejar mi correo para poder probar con otra mujer esa experiencia”.







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