“En 1995, 14 lobos fueron introducidos en el Parque
Nacional de Yellowstone. Nadie esperaba el milagro que iban a producir. Todo
comenzó con los lobos cazando ciervos, con lo que decreció rápidamente la
población de estos. En esas áreas comenzaron a crecer plantas y flores.
Empezaron a suceder grandes cosas. Frutos e insectos volvieron al parque. Los
castores con sus diques atrajeron a otros roedores y reptiles. Aumentó la
población de ratones y conejos, aumentando así la de águilas calvas. Los lobos
cambiaron los ríos y surgió la posibilidad de que se desarrollasen otras
especies. La vegetación frenó la erosión. Los lobos no solo dieron el
ecosistema al parque, sino un nuevo equilibrio. Con este ejemplo manifiesto que
la naturaleza es mucho más sabia que el ser humano, y que cuanta menos
intervención nuestra, mejor”.
- Gonzalo Moreno Montojo
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