“Creo que el motivo por el que gustaba a los
hombres era el alto nivel de carnalidad que desprendía. Sólo había que mirarla
para saberlo: ésta está dispuesta a todo.
Pienso que el engaño la motivaba más que el sexo.
Como si tuviera alguna cuenta pendiente (…)
Pero lo que más rabia me daba era que hubiese arruinado mi soledad. Yo había estado mucho tiempo a mi aire. O sea, echaba un
polvo cuando lo necesitaba, pero vivía solo.
Ahora en cambio, ya no me contentaba con la soledad”.
-Nic Pizzolatto / “Galveston”
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