“El hecho de equivocarse se suele valorar por lo
general de un modo bastante siniestro. Así, se da la extraña paradoja de que la
mayoría de las personas que padecen ansiedad, frustraciones desproporcionadas y
temores de todo tipo se comportan como sabios mal comprendidos, traen consigo
toda la verdad que creen necesitar y tratan de convencer a los demás,
terapeutas incluidos, de que son víctimas irremediables de un destino trágico
que no merecen”.
-Salvador Crossa, psicoanalista
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