lunes, 31 de octubre de 2016

RAJANDO DEL DIFUNTO




Pedro Sánchez acudió a una entrevista de trabajo en el programa de Jordi Évole y cometió un error garrafal: hablar mal de sus antiguos jefes. Que si César Alierta, que si Telefónica, que si El País, que si el sector financiero, que si Felipe González. Echó pestes de casi todo el mundo excepto de sí mismo: el tipo que fue consejero en Caja Madrid en la época negra de Miguel Blesa, el que firmó un pacto con Albert Rivera tras las primeras elecciones a ver si lograban dar la vuelta a la esquina. En el currículum que entregó había un montón de páginas en blanco, unas cuantas tachaduras, varias líneas borradas con típex y una única profesión: mártir.
El problema es que ni siquiera se trata de un mártir por vocación sino de chiripa, que es como suelen ocurrir las cosas en el PSOE. Allí los atropellos se suceden uno detrás de otro (Almunia, Borrell, Zapatero, Rubalcaba) y casi siempre terminan en el sillón de consejero de una gran empresa. Con Pedro Sánchez, sin embargo, se les fue un poco la mano: pusieron en marcha la consigna clásica de la mafia (“que parezca un accidente”) y ahora el partido entero parece un choque de trenes.


-David Torres en PÚBLICO








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