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¿Quieres saber por qué estoy enamorada de él?
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Estoy impaciente.
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Porque sabe conseguir que me enamore de él.
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Ajá, y quieres que ese hombre al que amas te proteja y cuide de ti.
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Sí.
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Y que ese brillante, dorado y poderoso guerrero te construya una fortaleza en
la que puedas refugiarte para no volver a sentirte sola ni encontrarte nunca
vacía. ¿Es eso lo que quieres, no? ¿Verdad?
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Sí.
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Pues nunca lo encontrarás.
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Pero si ya he encontrado a ese hombre.
-
Bueno, entonces no tardará mucho en pedirte que seas tú la que construya una
fortaleza con la ayuda de tus pezones, tu pelo, de tu sonrisa, tu olor, y
buscará un lugar en el que se sienta lo suficientemente cómodo y lo
suficientemente seguro para poder adorar su propio aguijón.
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Yo ya he encontrado a ese hombre.
-
No, no, estás sola. Tú estás sola y no serás capaz de liberarte de ese
sentimiento de soledad hasta que mires a la Muerte de frente. Ah, pero eso
suena a romanticismo de mierda. Hasta que no vayas al culo, directamente al
culo, a las mismas entrañas del miedo. Y entonces es posible, es posible que
seas capaz de encontrar a ese hombre.
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Pero si ya lo he encontrado, eres tú. Tú eres ese hombre.
-Bertolucci
/ El último tango en París
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2 comentarios:
Ingenuas y ciegas.
A.Z
Tanto como ellos. El repugnante instinto de reproducción nos hace elaborar complicadas estrategias para cumplir el imperativo genético mintiendo cuanto haga falta unos, y creyéndose lo increíble otras. Es el peripatético teatrillo de la jodienda.
Nadie nace sabiendo pero sí con un aguijoncito tiránico o una rajita hambrienta de parir.
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