A quienes les tengo envidia de verdad es a los
dibujantes. Hay capacidades que están más repartidas de lo que parece. Igual
que muchísima gente podría aprender a tocar con solvencia un instrumento musical,
o cultivar la voz, o escribir con claridad y precisión, o a practicar un
ejercicio saludable, estoy seguro de que una educación plástica temprana
revelaría en muchas personas una capacidad al menos aceptable para el dibujo.
Dibujar es aprender a mirar; es adiestrar los canales
neurológicos que conectan la pupila, el cerebro y la mano para manejar la
herramienta simple y prodigiosa del lápiz.
-Antonio Muñoz Molina en EL PAÍS
(En la imagen Ramón Casas, autorretrato)
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