viernes, 27 de septiembre de 2013

NOTAS PARA UNA ÉTICA (...)


La pasión de Tolstoi por su mujer, basada en la apetencia carnal, como todas las pasiones eróticas, le conducía al abismo y desde el abismo clamaba su alma en la “Sonata a Kreutzer”. Lo que más nos aterra en ese libro es que no hay salida al problema de la carne y que nadie quiere pensar en la tragedia que la falta de salida supone para todos. Cada cual se arroja al piélago agitado y sale como puede.



-Ramón J. Sender




(Dibujo de Hendschel)


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