Algunas personas se emparejan de por vida. Tal vez sus
aventuras amorosas comienzan con encaprichamiento, pasión y erotismo.
Eventualmente eso da paso a un compañerismo más estable. No todas las parejas
pasan intactas este período de transición, sino aquellas que encuentran un
nuevo modo de relacionarse el uno con el otro. Amantes devotos encuentran que
se pueden aceptar los defectos menores. A su vez, encuentran aceptación a pesar
de sus propios defectos e inseguridades inherentes.
El amor maduro es paciente, desinteresado, generoso y
amable. El amante se vuelve más importante que el yo. En el amor, encontramos
trascendencia y una unidad que nos es inalcanzable estando solos.
Muchos sabios hablan en contra del amor romántico. ¿Podrá
ser que no lo han sentido nunca o que hayan sido amargamente decepcionados? Los
individuos deberían conocerse bien a si mismos. Si están hechos para el amor,
lo sabrán.
En última instancia, el otro es divino y la divinidad
habita en el otro. A través del amor, uno puede conocer la belleza de la unidad
y la totalidad. Sin lo femenino, el elemento masculino es estático y estéril.
Sin el elemento masculino, lo femenino es potencial ilimitado sin un catalizador.
A través de la unificación, encontramos altruismo, pureza y divinidad.
-Meditaciones taoístas
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