lunes, 8 de abril de 2013

MEDITACIONES TAOÍSTAS



No es fácil criar niños. Tienes que dar el ejemplo todo el tiempo. A veces es importante tanto para el niño como para quien lo cuida entender que un niño no debe hacer ciertas cosas que el adulto hace. Eso no es hipocresía. Es sabiduría.

Hubo una vez un niño que respondiendo a las amonestaciones de su padre le dijo, “Tú haces las mismas cosas.” El padre llevó a su hijo al taller de un escultor de figuras religiosas. En el patio habían grandes bloques de alcanfor y palo de rosa. Dentro del taller habían deidades en distintos estados de terminación, desde dioses con marcas recientes del cincel hasta obras maestras brillantemente pintadas y doradas.

“Soy mayor que tú,” le dijo el padre, “soy más como una de esas esculturas terminadas. Tengo mis logros y tengo mis defectos. Una vez que la estatua ha sido tallada, no podemos cambiarle la posición de los brazos.”

“Pero tú, hijo mío, eres como las piezas de madera en el patio, aún por tomar forma. No quiero que tengas los mismos defectos que yo, así que no te permito hacer ciertas cosas. Mírame. Sí, dices que sigo haciendo ciertas cosas, ¿no te demuestra eso lo difícil que es enmendar un error una vez que está grabado en ti? No me copies, y no cometas los mismos errores que yo cometí. Sólo así te volverás más hermoso que yo.”










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