domingo, 20 de noviembre de 2011

EL MATRIMONIO



Para que un matrimonio dure, una pareja tiene que atravesar grandes tribulaciones y penurias. Es como el proceso de forjar y unir eslabones de acero. El hierro debe ser calentado una alta temperatura y luego sumergido en agua fría. Un matrimonio alterna entre el calor de la pasión y el amor, y los gélidos momentos de la tragedia, el conflicto y la adversidad. Un matrimonio perdurable se vuelve como acero templado.

Es difícil ir solo por la vida. Todos necesitamos el apoyo y el sentido de pertenencia que vienen de trabajar hacia metas compartidas con otro. Para que esa relación funcione, tiene que haber una compatibilidad básica de valores, perspectivas y propósito. El que marido y mujer deben ser amigos además de amantes es un cliché inadecuado. Una pareja puede conocer una lealtad que no se encuentra en ningún otro tipo de relación. Pero incluso ante tal fuerza, el Tao nos recuerda la necesidad de la moderación.

A la larga, toda relación es temporal. El falso apego a otro puede volverse una adicción, una esclavitud voluntaria en detrimento de una percepción clara. No deberíamos amarrar a otro a nosotros, no deberíamos definirnos a nosotros mismos por nuestro matrimonio, ni deberíamos forzar a otro a quedarse con nosotros. Pero si se nos permite la posibilidad de caminar juntos, ¿quién habría de cuestionar nuestra elección de compañeros de camino?

Cuando llegue el momento de separarse, es tiempo de separarse. No debería haber arrepentimientos. La belleza del matrimonio es como la efímera perfección de un copo de nieve.




-Meditaciones Taoístas




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2 comentarios:

Scila dijo...

Es difícil justificar, más que defender, el por qué no se hace así, a pesar de que es lo que pide el cuerpo, y la mente.
Seguramente es un hábito adquirido, seguramente es la defensa de algo, de la costumbre, de la seguridad que da la costumbre, la prevención ante cambios y rupturas absolutas...la consolidación de la manada.
Hay más, muchas más razones que no suenan razonables, lo sé.

El jardinero dijo...

Me ha gustado la traducción.
Gracias por su sinceridad.