jueves, 28 de abril de 2011

NO HAY POR QUÉ PREOCUPARSE


Los ciudadanos somos unos desconfiados que ante cualquier suceso que afecta a nuestra salud y seguridad, recelamos de lo que nos cuentan y cuestionamos los controles y protocolos establecidos. Las autoridades nos informan con cautela porque somos un poco ignorantes.
Ante la exposición tóxica a miles de sustancias peligrosas, ante cualquier desastre artificial como la contaminación alimenticia, del aire, del agua o un grave accidente nuclear como el último en Fukushima, no nos cuentan toda la verdad por nuestro bien; porque reaccionaríamos como histéricos. Por eso el lema siempre es el mismo: no se debe alarmar a la población.
Mientras tanto, nadie sabe cuántas personas enfermaremos o moriremos por causas artificiales evitables que diagnosticarán y certificarán como causas naturales.



-Pedro Serrano Martínez / Valladolid




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

marionetas del destino.Ciegos, sordos, mudos.
un saludo, maestro.

El jardinero dijo...

Justamente Azucena. Un saludo, valiosa mujer.