jueves, 7 de abril de 2011

BALBUCEOS


Pienso que el racismo no acaba de calar en esta estupidizada sociedad porque algunos ídolos deportivos son de diversas pieles y etnias. Igualmente vemos en televisión algunos futbolistas persignarse compulsivamente tras un gol o al salir al campo sin que lo saquen de pantalla. Paralelamente he observado en alguna ocasión que cuando alguno es musulmán y realiza el gesto correspondiente, la cámara deja de enfocarlo. Un error. Si conciencian a las masas a través del deporte para que se respeten las distintas creencias, le habremos quitado un gran talón de Aquiles a la sociedad y una coartada al represor que habita en algún rincón de cada dirigente.



-S.P.




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante reflexión y perspicaz observacion, maese jardinero.
Comparto su criterio: la religión e incluso el futbol en lo que
tiene de adherencia como acto de fe, como pura creencia en
un dios o unos colores, habría que retransmitirlo igual que habria
que vivirlo: con gozo y con alegría, no con resentimiento y mala fé.
(A proppsito de la alegria: En el caso de la señal de la cruz, como dijo Machado, al Cristo triunfante sobre el agua, mas que al ensangrentado en una cruz)
Dicho esto, con lo que sobredigo que no me gusta el fútbol
porque nos aleja de pensar por nosotros mismos o de intentarlo, aunque también puede ser bueno
esta reserva de territorio emotivo, por lo que tambien digo que me gusta el futbol, o por meor decirt, el futbol de un equipo y solo uno, con el valor añadida de que practica un futbol arte como nunca jamas yo vi en parte alguna. Pero al grano.
El gol -me parece- sobre todo si es en una competicion no
cotidiana, familiar u ordinaria como la Liga, aunque tambien
en esta, segun rival o calendario, pero sobre todo en esa caceria de titulos mayores, foraneos,como en la EuropChampons, sería ese cohete de adrenalina que te hace
sentir la potencia de existir -tirando de Spinoza-
(por activa al que lo marca y por pasiva a los espectadores).
Algo que lleva al que lo mete a transitar unos instantes levitando
desde la reserva (a veces acaban de salir de chupar banquillo)
hasta el abandono en éxtasis. (Gestos dirigidos a sus
Dioses, a sus hijos y difuntos -Messi se santigua o mira al cielo.como Victor
Valdes-; Iniesta se acuerda del compañero desparecido o imita
con el pulgar el chupete para ofrecer un hoomenaje a su hija
nacida esta semana. Alves y Adriano se marcan unos pasos de
danza con ritmo brasileiro; Raúl mandando callar al Camp Nou
con el dedo en la boca silencio avisando tras marcar un gol...
Desde las gestos de religion hasta estos otros, todo un lenguaje
de signos que buscan transmtir o dar salida a ese escalofrio
conectando y compartiendo esa fidelidad de culto a un Dios o
a unos colores (en los juadores citados, blaugranas, excepto Raul
cuando era blanco).
De otro lado, pese a las restricciones de la FIFA, etc., es uno de
los solos instantes en que el jugador puede inventarse sus propias
reglas de juego, de fantasia, bajo el tributo y homenaje al graderio,
a sus afectos extra-territorales, etc. No olvidemos que ha logrado
traspasar la linea, perforar la meta, escapar al control de los
contrarios, abrir la puerta al jubilo y la fiesta de concelebracion,
culminar el desarrollo de la contienda haciendo saltar los
cerrojos defensivos del contrario... el gol es la entrada a la camara del tesoro: tanto metes, tanto vales... y vuelta a
empezar...
Simón de Alcala.

El jardinero dijo...

Se suscribe en su integridad.