Estoy algo cansado de esta izquierda cosmética y prudentísima. Si hubiese en este país un partido de derecha civilizada a nivel europeo con tendencia al diálogo y no a la crispación como argumento central, proyectos sociales donde se conjugue más con lo humano que con lo económico, respeto al oponente político y una alergia estricta a cualquier asomo de corrupción, pero no uniéndose para taparse unos a otros como jabalíes bajo la lluvia sino con un deseo de transparencia por el que lucharan todos, sin subterfugios ni jueces más que amigos. Si hubiese un grupo así, digo, tendrían en mí al primer prosélito. Pero me quitan las ganas cuando algunos sayones del popular partido nacional católico que pretende ocupar este espacio político esgrimen la libertad de opción para asistir a los toros (“quien no quiera que no vaya” dicen) pero no reconocen esta libertad de elección para un derecho fundamental de la mujer del siglo XXI como el aborto.
Estos demócratas de opereta me inspiran más pena que otra cosa con sus forzadas boleas dialécticas, su tristeza estructural de misa de domingo por la tarde y su olor a naftalina.
-S.P.
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1 comentario:
CHAPO, amigo.
Queda suscrita por mi desde la PRIMERA, palabra a la ULTIMA.
SALU2.
PD.
¡¡¡Ahhh, GRACIAS, amigo JARDINERO, por visitar y hacer en el mio.
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