domingo, 5 de abril de 2009

DICE RACIONERO...


Yo no sé si, como teorizó Freud, las madres han estado siempre enamoradas de sus hijos – y los padres de sus hijas -, pero sí sé que los “edipazos” que me ha tocado sufrir últimamente, uno de ellos en mi propia carne, son monumentales. Tiene su lógica: las madres solteras o separadas reemplazan al marido ausente por el hijo; y las madres casadas prefieren el hijo al marido porque el niño les recuerda mucho a ellas. Quiero decir que buena parte de lo que pasa por el sagrado, intachable y desinteresado amor maternal es mero narcisismo: amor a un trozo de una misma. ¿Cómo no voy a estar enamorado de mi dedo pulgar, si es yo?







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1 comentario:

Anónimo dijo...

Jardinero yo diría que generalizas, hay de todo en esta vida y las etiquetas solo van bien en los alimentos.
Esther