El joven y el viejo
son iguales ante la muerte;
entre el sabio y el
necio no hay diferencia.
El vino puede hacerte
olvidar,
pero, ¿no te anticipa
la vejez?
Si hacer el bien te
place,
¿quién te lo alabará después
de muerto?
Pensar seriamente me
abruma.
Más vale entregar tu
vida al Destino,
Si te entregas a la
gran rueda de la fortuna,
no hay alegría ni
temor.
Cuando llega la hora,
has de irte y te vas;
¿a qué, pues,
preocuparse?
-Tao Yuanming 365 – 427 d. C.
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