¿Qué haremos, entonces, con ese poema con mil caras
y voces que hablan desde dentro de las máscaras de Dios? Las personas
razonables lo usarán para fines razonables; los poetas, para fines poéticos, y
los insensatos (en la imagen), para la necedad y el desastre. Intuimos quiénes
protagonizan este tercer camino, y por eso mejor apartarlos del nuestro, así
que confiemos en que los otros dos lo utilicen para hacernos más amplios y
profundos, más fluidos y sofisticados, más intemporales y lúcidos, más libres y
trascendentes, más sobrenaturales y limpios. Y para que recordemos que estamos
vivos y que debemos evitar el veneno verbal del mentiroso zote de una vez por
todas.
- Jesús
Aguado (and me)
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