Ha sido toda una lección de humildad: cuando
creíamos que ya lo sabíamos todo sobre el ajedrez, de Morphy a Capablanca y de
Alekhine a Karpov, llega la negativa de la campeona mundial de ajedrez, la
ucraniana Anna Muzychuk (en la imagen), a defender su título en el Mundial de
Ajedrez celebrado en Arabia Saudí.
Hay que reconocer que la idea de celebrar un
campeonato mundial femenino de partidas relámpago en un país donde tratan a las
mujeres como animales de compañía sólo puede venir de los directivos de esas
federaciones deportivas que deciden celebrar una Copa de Fútbol en Qatar o
arrebatarle la corona mundial a Bobby Fischer. Muzychuk se niega a jugar en un
país donde una mujer no puede viajar sola, ni pasear por la calle sin ir
acompañada por un hombre, ni probarse ropa en una tienda, ni abrir una cuenta
corriente sin permiso de un varón. “Estoy dispuesta a defender mis principios y
saltarme el evento, donde en cinco días esperaba ganar más de lo que consigo en
12 torneos juntos” ha dicho Muzychuk.
Actualmente hay muy pocas jugadoras entre la élite
mundial, formada casi exclusivamente por hombres, pero parece que esto tiene
mucho que ver con presiones ambientales y educativas y muy poco con factores
genéticos. Con su inesperado sacrificio, Anna Muzychuk ha demostrado que pensar
mejor consiste en pensar de otra manera y que hay ocasiones en que un abandono
es una victoria.
-David Torres en PÚBLICO
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