A veces un minuto de silencio para expresar el
dolor por las víctimas se queda corto, muy corto. El feminicidio es como la
corrupción en el PP: una interminable sucesión de casos aislados.
El machismo es una ideología, un substrato de la
cultura patriarcal dominante, tan rancio, tan incrustado en nuestra sociedad
que ni siquiera nos damos cuenta de su presencia. El machismo viene avalado por
milenios de tradición, por costumbres de mierda, por obras de arte excelsas,
por libros religiosos y epopeyas fundacionales.
Según la Biblia, fue Eva quien nos jodió el chollo
del Jardín Terrenal, una criatura que estaba construida con una costilla de
Adán, una hembra reciclada, hecha con sobras del macho, a la que le dio por
escuchar a la serpiente. Desde entonces, las mujeres han estado siempre
relegadas a un papel secundario, simples esclavas domésticas que de vez en
cuando -Safo, Hipatia de Alejandría, Teresa de Jesús, Mary Shelley, Marie
Curie- hacían una excepción y se saltaban la regla. De ahí que, cuando en el
ámbito doméstico, golpean y asesinan a una mujer, sea en el país que sea, el
golpe viene avalado por una inercia milenaria de machismo criminal, certificado
por siglos de tradición patriarcal y de porquerías religiosas.
-David Torres
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