jueves, 9 de marzo de 2017

CASTAS, MALDITAS CASTAS




George W. Bush era tan ignorante como parecía, pero no porque hubiera tenido una vida difícil y pobre como muchos de quienes lo votaban. Era un ignorante por vocación, por gusto, por descaro, pues había ido a los colegios y a las universidades más caras. Desde luego que no pertenecía a la élite del conocimiento: pero sí a la mucho más restringida del dinero, a la élite de los que nacen ya privilegiados y disponen desde niños de redes de contactos que los protegen y les garantizan que necesitarán muy poco esfuerzo para ganar más privilegios todavía y legarlos a sus hijos, en esa cadena hereditaria de la desigualdad y el dinero que no se rompe nunca.


-Antonio Muñoz Molina






(En la foto Three Rabid Dogs)


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