Ante la escasez de candidatos interesantes, muchas
mujeres encontrarán preferible estar solas a mal acompañadas, llevando una vida
tranquila y rutinaria que, sin satisfacerlas del todo, les proporciona una
aceptable comodidad emocional (…). Por consiguiente, la perspectiva de hacerse de
nuevo al proceloso mar de un encuentro emocional les provoca una especie de pereza
y miedo (…).
La pereza la provoca, paradójicamente, la idea de que la cosa pueda ir demasiado bien y la mujer se vea sumergida de la noche a la mañana, en una montaña rusa de sentimientos encontrados, llena de diversión y novedades pero también de picados espeluznantes y loops estremecedores: “Con lo tranquila que vivía yo…”.
-Máximo Pradera / "Tócala otra vez Bach"
(Courtey Love en la foto)
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