Llamamos pensamiento mágico, en contraposición al
racional, a toda forma de aproximarse a la realidad basada en la superstición,
la mitología o las creencias irracionales. Hablarle a un tótem para que nos
conecte con los antepasados o pensar que las plegarias sirven para provocar la
lluvia son formas comunes de pensamiento mágico. Pero también es pensamiento
mágico pensar que uno puede ir a unas elecciones anticipadas sin cambiar
ninguno de los elementos de la oferta electoral y especular que va a producirse
un resultado diferente.
-José Ignacio Torreblanca en EL PAÍS
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