martes, 12 de junio de 2012

LLUVIA DORADA

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 Para algunos, todo erotismo es una pulsión terráquea, un subrayado del cuerpo, y así cuanto tiene que ver con el cuerpo, podría tener que ver también con lo erótico. Pero como vivimos en una sociedad que prima y estimula (oficialmente, externamente) la asepsia, la higiene entendida incluso como ocultamiento o disimulo del olor corporal, es evidente que -más allá de otras consideraciones- los rasgos coprófilos (e incluso urófilos) resultan aborrecibles para el común social (oficialmente, externamente) por el olor, por la suciedad, porque se está tocando el fondo humano, la tierra del hombre, su humus natural y –curiosamente- repulsivo. Si la muerte se oculta y se cela ¿cómo no iba a ocurrir lo mismo con la micción o las defecaciones? Sólo a través de la pasión el hombre acepta y se acepta completamente.



-Luís Antonio de Villena



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