domingo, 27 de mayo de 2012

DIRECTRIZ

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No le exijas a la mujer que te dé la felicidad. Es la mensajera que te anuncia al Tao. Es, en la naturaleza, la más perfecta Forma de Tao. Ella es el dulce poder que anima en ti el Ritmo vital. Pero, al igual que tú, no es más que un ser humano y, recíprocamente, tú eres su impulso anunciador.
Cuando contemplas a la Amada reencuentras su belleza en toda la naturaleza, pues ambas bellezas son idénticas. Y cuando esa contemplación despierta en tu alma una aspiración que no sabrías definir, has de saber que es el deseo de ser uno con esta belleza, con su esencia. Y esto es Tao. No ocurre algo distinto con tu compañera. Sois los guías espirituales que, sin saberlo, os conducís mutuamente hacia Tao.    



-Henri Borel




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