viernes, 6 de febrero de 2009

LA MANTIS RELIGIOSA



Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de
mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del
Chanchamayo y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palo seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza
cáscara.

Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.

Las enciclopedias no conjeturan. Estas tampoco suponen qué última
palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.



-José Watanabe
(Ilustración "Mantis" de Lola Roig)





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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Según dicen la naturaleza es sabia.
Porqué habrá decidido en este caso, que este pobre macho no reparta su semillita por doquier, como la mayoría de su género. Y solo le permita un sólo coito, por que será? Lo tengo que mirar...
Saludos jardinero.

El jardinero dijo...

¿Tiene que mirar el coito? Bueno. Es una manera de empezar a entenderlo como cualquier otra. Saludos Anónimo.

Anónimo dijo...

No apreciado jardineo, tengo que mirar las razones por las cuales en este caso la naturaleza decide que el macho muera y de la forma que lo hace. Simple curiosidad que no me había planteado hasta ahora, al leer el texto. Pero quizás, usted haya querido reflejar otra cosa(lo digo por la ilustración) y yo me haya ido por los Cerros de Ubeda. Si es así le pido disculpas por mi torpeza.
Reitero el aprecio que le tengo y lo interesante de su blog, aunque haya algún tema concreto que discrepe con usted. Un saludo

Anónimo dijo...

Interesante, conocía el hecho pero no el proceso de exterminio del macho de la mantis. No voy a bromear desde una visión femenina del asunto, sería muy fácil y poco adecuado, ya bastante tiene el pobre.
Besos jardinero

Anónimo dijo...

Upss! Creo que no he firmado mi comentario.
Esther

El jardinero dijo...

Aprecio sus comentarios, querido interlocutor anónimo, pero si añadiese un nombre, real o ficticio, a su aportación sería más práctico y emocionante. Digo yo, vamos.
Lo de "mirar el coito" es una pequeña broma que me he permitido y que espero sepa disculpar. Gracias por tomar parte en este pequeño muestrario de filias y fobias.

Gracias también a mi preciosa musa Esther por sus comentarios tan dulces como ella.

Anónimo dijo...

Lo de añadir un nombre sería más práctico, pero no más emocionante a mi entender.
Que conste, que no es mi intención que sea ni lo uno ni lo otro. Simplemente es la costumbre.

Anónimo dijo...

Gracias a ti siempre jardinero por regalarme tantas flores.
Un beso
Esther