“A lo
largo de los últimos lustros cada crisis acrecienta la brecha social. Así ha
sucedido en la Gran Recesión, la pandemia y en el aumento desbocado de los
precios de los alimentos y la energía. Por ello en el foro económico de Davos
se habla cada vez más, año tras año, de desigualdad. No porque las élites que
allí se reúnen se hayan vuelto más justas y piadosas, sino por el temor a que
el planeta reviente social y climáticamente ante tanta inequidad.
Si alguien sigue habitualmente lo que allí se habla
y lo compara con lo que luego se hace, puede llegar a la conclusión de que
todas las élites son extractivas, tal es la lentitud de los cambios. Las élites
extractivas son aquellas que se apartan del bien común y dedican los esfuerzos
a su propio bienestar y al del grupo al que pertenecen; estas élites elaboran
un sistema de captura de rentas que les permite, sin crear riqueza, detraer
rentas de la mayor parte de la ciudadanía en beneficio propio.
Las élites económicas logran ejercer una influencia
clara sobre las políticas públicas (sobre todo en materia de impuestos)
mientras los ciudadanos de a pie a duras penas consiguen tener un influjo
limitado o nulo. Allí se hablaba de “monopolio de oportunidades” tras la
apropiación de los procesos políticos por parte de las élites económicas.
-Joaquín Estefanía en EL PAÍS
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