“Hay quien intenta convertir el amor en una cuestión de militancia, ideologizando hasta sus aspectos más nimios, y esto no es muy distinto de lo que sucedía en las novelas del siglo XIX, donde el matrimonio era una institución política que obligaba a los cónyuges a representar permanentemente un papel y a actuar conforme a criterios de prestigio, decencia y ejemplaridad.
La revolución sexual del siglo XX no demolió
el matrimonio monógamo, sino su conciencia de superioridad moral y su monopolio
sobre las relaciones, y lo hizo mediante la doctrina liberal de vive y deja
vivir. Si el sexo se rearma de discursos moralistas, volveremos a la oscuridad
de los clérigos que señalan qué formas de amor son correctas y cuáles no”.
-Sergio del Molino
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